P or Fernando Gutiérrez Almeira La mente animal, a la cual distinguiré aquí de la humana, se caracteriza por el apego “instintivo” a la realidad, es decir, por su compenetración realista con el medio ambiente en términos de las necesidades físicas concretas del organismo. El animal vive en la concreta relación de lo real con lo real, excepto quizás por alguna malinterpretación sensorial que no se puede descartar. Ese apego a lo real es justamente lo que podemos envidiar los seres humanos, pues por tal apego su vida es sencilla y carente de delirios. La mente humana en cambio, es simbólica y atomizada. Al decir que es simbólica me refiero a que en lugar de apegarse a la realidad coloca entre la realidad y ella misma el símbolo, la interpretación simbólica de la realidad. Esta mediación simbólica no es completa, claro, pues un total desapego de la concretez de lo real haría disfuncional la mente humana. El contacto sensorial, físico entre la mente humana y la realidad sigue existiendo, p