Por Sofía Viramontes El 19 de octubre del 2001 Digna Ochoa y Plácido fue asesinada en su despacho de la colonia Roma, en el número 31-A de la calle de Zacatecas. Tenía dos heridas de bala calibre 22. en el cuerpo, un disparo en la cabeza y otro en la pierna, que entró por la parte frontal del muslo y llegó hasta la parte posterior. Sin embargo, el 19 de julio del 2002, la Procuraduría General de Justicia dijo que Digna Ochoa había cometido un “suicidio disimulado”. Margarita Guerra y Tejada, la fiscal encargada de la investigación que duró casi 11 meses, dijo que esta declaración estaba sustentada en más de 50 análisis periciales, 30 de los cuales eran considerados “hechos irrefutables”. Guerra y Tejada dijo ese año que uno de los hechos más contundentes para confirmar el suicidio fueron un diario íntimo y correos electrónicos que le enviaba a sus amigos: “Ella hablaba de fantasías, de neurosis obsesivas, de períodos largos de depresión que cuando empiezan a operar en una persona que