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Carlos Liscano

El jueves 25 de mayo de 2023 falleció el escritor Carlos Liscano.
Fue integrante del MLN-Tupamaros, detenido en 1972, cuando tenía 22 años, y permaneció preso hasta 1985. Ensayó sus primeros escritos en prisión y siguió creando en Suecia, donde residió tras su liberación. En 1996 volvió al país participando con colaboraciones en Brecha y El País Cultural, entre otros medios. En 2001 publicó El furgón de los locos, tal vez su obra fundamental, en la que da cuenta de su experiencia como detenido durante la dictadura.
“Hace días que estoy en un cuartel del Ejército, encapuchado hasta los hombros; el pantalón, la camiseta, el calzoncillo, los zapatos empapados. Tengo 23 años. No sé que día ni que hora es. Sé que es de noche, tarde. Acaban de traerme de la sala de tortura, que está en la planta baja, descendiendo la escalera, doblando a la izquierda. Se oyen los gritos, un torturado, otro, y otro y otro, toda la noche. No pienso en nada. O pienso en mi cuerpo. Está sucio, golpeado, cansado, huele mal, tiene sueño, hambre. En este momento en el mundo somos mi cuerpo y yo. No me lo digo así pero lo sé: no hay nadie más que nosotros dos.
Pasarán muchos años, casi treinta, antes de que pueda decirme qué es lo que siento. No sé decirme 'qué se siente', sino qué sentimos él y yo”.
En la obra narrativa de Liscano, las novelas La mansión del tirano (1992), escrita durante su cautiverio, y El camino a Ítaca (1994), “predomina la desafección, resuena un carácter kafkiano, impera el absurdo y la imposibilidad es la condición existencial de personajes indefectiblemente atrapados”, anotó la investigadora María Teresa Johansson.
Publicó decenas de obras, y sobre el final del mandato de Tabaré Vázquez fue nombrado viceministro de Educación y Cultura, y luego, en la administración de José Mujica, director de la Biblioteca Nacional.

Su esposa, Mónica Cardozo Díaz, confirmó la noticia de su fallecimiento a través de sus redes.
"Esta tardecita se ha ido Carlos Liscano, mi compañero, mi esposo, mi amor. Se fue tranquilo, en casa, acompañado de su familia y amigos. Con las luces encendidas, como él pidió. Hace unos días publicó su último libro gráfico "74 Cuerpo enfermo". En su página final está escrito este poema:
Que no sea el dolor terrible de semanas o meses, el lento descomponerse de los órganos. Que no descrea de lo que ni me arrepienta de lo que ya fue. Que no haya yo olvidado nada, el amor ni el odio furibundo. Pero sobre todo, que no pida clemencia ni perdón por nada y que solo agradezca a aquellos que mi vida tocó y soportaron. Que venga a tiempo, para que yo pueda sostenerme hasta el final. Que sea como una mano enorme que de pronto me tomara y me alzara en el aire y me arrojara. Al aire, al vacío. O a la nada."

La información se tomó de varias publicaciones de la prensa uruguaya: la diaria,
el Observador, y Montevideo Portal.

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