Ir al contenido principal

La alegría del pensamiento libre, Bertrand Russell

religion


…Se dirá que la alegría de la aventura intelectual debe de ser rara, que habrá pocos que la aprecien y que la educación ordinaria no puede tomar en cuenta un bien tan aristocrático. No lo creo así. La alegría de la aventura intelectual es más común en los jóvenes que en los hombres y mujeres maduros. Entre los niños es muy frecuente y se manifiesta de una manera natural durante el periodo del artificio y de la fantasía. Es raro en su vida posterior porque se hace todo lo posible para anularla durante su educación. Los hombres temen al pensamiento como no temen a ninguna otra cosa en la Tierra: más que a la ruina, más que a la muerte. El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructor y terrible; el pensamiento es inclemente con los privilegios, las instituciones establecidas y los hábitos cómodos; el pensamiento es anárquico y sin ley, indiferente a la autoridad y despreocupado de la bien probada sabiduría de la edad. El pensamiento contempla el abismo del infierno y no se asusta. Acompaña al hombre, una débil partícula rodeada de insondables profundidades de silencio; sin embargo, se apoya en sí mismo orgullosamente, tan impasible como si fuese el señor del universo. El pensamiento es grande, veloz y libre; la luz del mundo y la gloria principal del hombre.

Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no privilegio de unos pocos, hemos de acabar con el temor. Es el temor el que hace retroceder a los hombres: el temor a que sus queridas creencias resultan erróneas; el temor a que las instituciones por las que viven resulten perjudiciales, el temor a que ellos mismos sean menos dignos de respeto de lo que se imaginan. “¿Debe pensar libremente el trabajador acerca de la propiedad? Entonces ¿qué será de nosotros los ricos? ¿Deben pensar libremente los jóvenes en las cuestiones sexuales? Entonces ¿qué será de la moralidad? ¿Han de pensar los soldados libremente acerca de la guerra? Entonces ¿qué será de la disciplina militar? ¡Fuera el pensamiento! ¿Regresaremos a las sombras del prejuicio para que la propiedad, la moral y la guerra no resulten comprometidas? Es preferible que los hombres sean estúpidos, perezosos y opresivos a que su pensamiento sea libre, pues si su pensamiento fuese libre no pensarían como piensan. Y a toda costa debe impedirse este desastre.” Así argumentan los adversarios del pensamiento en la inconsciente profundidad de sus almas. Y así obran en sus iglesias, en sus escuelas y en sus universidades.

Ninguna institución inspirada en el temor puede fomentar la vida. La esperanza, no el temor, es el principio creador en los asuntos humanos. Todo lo que ha engrandecido al hombre ha brotado del esfuerzo por alcanzar lo que es bueno, no de la lucha para conjurar lo que se creía que era malo. Debido al hecho de que la educación moderna raras veces se inspira en una gran esperanza, hay tan pocas que logran un gran resultado. El deseo de conservar el pasado más bien que la esperanza de crear el futuro domina las mentes de quienes controlan la enseñanza de la juventud. La educación no debe tender a un conocimiento pasivo de hechos muertos, sino a una actividad encaminada hacia el mundo que nuestros esfuerzos han de crear. Debe inspirarse, no en un anhelo melancólico por las bellezas extintas de Grecia y del Renacimiento, sino en una visión brillante de la sociedad que ha de ser, de los triunfos que el pensamiento conseguirá en lo por venir y del anchuroso y eterno horizonte de la perspectiva humana sobre el universo. A quienes se enseñe con este espíritu estarán llenos de vida, de esperanza y de alegría, y serán capaces de sobrellevar su parte a fin de asegurar a la humanidad un futuro menos sombrío que el pasado, con fe en el esplendor que el esfuerzo humano puede crear.



Principles of Social Reconstruction, 1916.

Tomado de:  https://redfilosoficadeluruguay.wordpress.com/2017/03/25/la-alegria-del-pensamiento-libre-bertrand-russell/

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Me estoy dando el permiso...

"Me estoy dando el permiso de ir a mi propio ritmo, ya no quiero apurar nada, me agotaron las comparaciones, mi mundo interior es sagrado. Me estoy dando el permiso de tener relaciones sanas, verdaderas, donde todo sea mutuo, ya no quiero exigirme y ni exigir. Me estoy dando el permiso de dejar de sostener lo insostenible, de respetar lo que mi cuerpo experimenta y aceptar. Me estoy dando el permiso de tomar decisiones, aunque a veces cueste, porque por algún tiempo mis elecciones dependieron de cómo el otro reaccionaría ante ellas, entregándoles mi poder personal. Me estoy dando el permiso de ser yo misma, y por momentos me sorprende, me siento más liviana, con paz. Me estoy dando el permiso de expresar mis emociones, llorar si lo necesito, ver mi parte oscura y abrazarla con amor. Me estoy dando el permiso de seguir descubriendo mi sótano, ese lugar que está lleno de lo que por mucho tiempo no quise ver o me incomodaba. Me estoy dando el permiso de decir no, esta vez sin cu

cuánto te pagan por izar la bandera?

Somos el miedo de los gobiernos que mienten en nombre de la verdad. El miedo del poder militar,económico y jurídico que impide la comunicación humana de pueblo a pueblo. Somos el miedo de la soberanía de los piratas del mundo que mutilan el estado de ánimo e impiden la emociones reveladoras. Somos el miedo del poder de los déspotas que reside en mecanismos impersonales. El miedo de las estructuras burocráticas que desalientan las conductas exploratorias. El miedo de las grandes fortunas que se robaron de los derechos naturales. EI miedo de los centros de poder que amenazan con la destrucción total. El de esos varones sensatos y «prácticos» que desean dejar su huella en la historia y creen solamente en lo que pueden forzar y controlar. Somos el miedo de quienes nos adiestran a ser corteses cuando alguna institución nos pisotea. El miedo de quienes temen a los cambios pues su status depende de la rutina y del tiempo de otras personas. El miedo de las tecnologías caprichosas que nos obl

LO ENTERRARON VIVO EN UN ALJIBE

Ha de ser un nervio la ternura. Un nervio que se rompe y no se puede coser. Pocos hombres conocí que hubieran atravesado las pruebas del dolor y la violencia, rara hazaña, con la ternura invicta. Raúl Sendic fue uno de esos hombres. Me pregunto, ahora, qué habrá quedado de él. Lo recuerdo con su sonrisa de bebé en la cara tosca, cara de barro, preguntándome entre dientes: -¿Tenés una yilé? Raúl acababa de comprarse un traje, en la tienducha de un turco que vendía ropa usada, en la Ciudad Vieja, y se sentía de lo más elegante metido en aquella bolsa de sarga marrón con rayas al tono. Pero el traje no tenía el bolsillo chiquito del pantalón, tan necesario para las monedas. Así que él se hizo el bolsillo con una yilé y unos ganchitos. Yo tenía catorce años y era el dibujante de El Sol, el semanario socialista. Me habían dado una mesa, en el local del Partido, y ahí tenía yilé, tinta china, tempera y pinceles. Cada semana había que hacer una caricatura política. Los mejores chistes se le o