Ir al contenido principal

...los años me enseñaron...




Ya no,

ya no estoy para todos,

ya no estoy para cualquiera,

estoy para los que me entienden,

para los que me aceptan.

No necesito de muchas personas para ser feliz,

sólo las correctas,

las que saben como soy,

las que me aprecian,

las que están en las malas

y también en las buenas,

las que siempre aparecen,

las que nunca te sueltan,

las que te hacen ser mejor,

las que el corazón aceleran.

Ya no estoy para tonterías,

para discusiones,

ya no estoy para tristezas,

estoy para los que me llenan de calma,

para los que me hacen reír,

para los que me alegran,

no estoy para disputas,

ya no estoy para cadenas,

estoy para ser libre

sin estorbos ni barreras.

Los años me enseñaron

quien si y quien no,

los daños hicieron mella,

ahora ya no soy la que fui,

ahora ya no soy la que era.




Fernando Garcia

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Me estoy dando el permiso...

"Me estoy dando el permiso de ir a mi propio ritmo, ya no quiero apurar nada, me agotaron las comparaciones, mi mundo interior es sagrado. Me estoy dando el permiso de tener relaciones sanas, verdaderas, donde todo sea mutuo, ya no quiero exigirme y ni exigir. Me estoy dando el permiso de dejar de sostener lo insostenible, de respetar lo que mi cuerpo experimenta y aceptar. Me estoy dando el permiso de tomar decisiones, aunque a veces cueste, porque por algún tiempo mis elecciones dependieron de cómo el otro reaccionaría ante ellas, entregándoles mi poder personal. Me estoy dando el permiso de ser yo misma, y por momentos me sorprende, me siento más liviana, con paz. Me estoy dando el permiso de expresar mis emociones, llorar si lo necesito, ver mi parte oscura y abrazarla con amor. Me estoy dando el permiso de seguir descubriendo mi sótano, ese lugar que está lleno de lo que por mucho tiempo no quise ver o me incomodaba. Me estoy dando el permiso de decir no, esta vez sin cu

cuánto te pagan por izar la bandera?

Somos el miedo de los gobiernos que mienten en nombre de la verdad. El miedo del poder militar,económico y jurídico que impide la comunicación humana de pueblo a pueblo. Somos el miedo de la soberanía de los piratas del mundo que mutilan el estado de ánimo e impiden la emociones reveladoras. Somos el miedo del poder de los déspotas que reside en mecanismos impersonales. El miedo de las estructuras burocráticas que desalientan las conductas exploratorias. El miedo de las grandes fortunas que se robaron de los derechos naturales. EI miedo de los centros de poder que amenazan con la destrucción total. El de esos varones sensatos y «prácticos» que desean dejar su huella en la historia y creen solamente en lo que pueden forzar y controlar. Somos el miedo de quienes nos adiestran a ser corteses cuando alguna institución nos pisotea. El miedo de quienes temen a los cambios pues su status depende de la rutina y del tiempo de otras personas. El miedo de las tecnologías caprichosas que nos obl

LO ENTERRARON VIVO EN UN ALJIBE

Ha de ser un nervio la ternura. Un nervio que se rompe y no se puede coser. Pocos hombres conocí que hubieran atravesado las pruebas del dolor y la violencia, rara hazaña, con la ternura invicta. Raúl Sendic fue uno de esos hombres. Me pregunto, ahora, qué habrá quedado de él. Lo recuerdo con su sonrisa de bebé en la cara tosca, cara de barro, preguntándome entre dientes: -¿Tenés una yilé? Raúl acababa de comprarse un traje, en la tienducha de un turco que vendía ropa usada, en la Ciudad Vieja, y se sentía de lo más elegante metido en aquella bolsa de sarga marrón con rayas al tono. Pero el traje no tenía el bolsillo chiquito del pantalón, tan necesario para las monedas. Así que él se hizo el bolsillo con una yilé y unos ganchitos. Yo tenía catorce años y era el dibujante de El Sol, el semanario socialista. Me habían dado una mesa, en el local del Partido, y ahí tenía yilé, tinta china, tempera y pinceles. Cada semana había que hacer una caricatura política. Los mejores chistes se le o