Nació en un pueblo de pescadores en Chorrillos, en Lima, dentro de una familia humilde y amante de la música afroperuana: su padre era guitarrista, su madre bailarina, su tías cantaban y junto a sus primos fueron los creadores del grupo Perú Negro, conjunto de gran prestigio internacional que preserva la cultura del negro en Perú. Influenciada por su familia, Susana aprendió a cantar y bailar desde muy chica, pero las palabras de su madre: “Eres negra, eres pobre, tienes que estudiar”, la convencieron para ir a la Universidad. Estudió música y formó un grupo que combinaba música y poesía local. Susana estudió pedagogía en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, “La Cantuta”, donde se graduó en 1968.
Por medio de becas, pudo investigar las raíces de la tradición musical peruana y la historia étnica de los afroperuanos, en el Instituto de Arte Moderno de Perú y en el Instituto Nacional de Cultura Peruana. En 1971 se presentó por primera vez ante el público en el Festival Internacional de Agua Dulce, en Lima y obtuvo el Primer Premio a la Mejor Intérprete.
El primer disco que grabó fue editado en 1987 y se llamó “Poesía y canto negro”; ese mismo año fue nombrada Embajadora Cultural de Buena Voluntad por la UNICEF. Siguió “Vestida de Vida, Canto Negro de las Américas” (1991), “Fuego y Agua” (1992), “Eco de Sombras” (2000). Ganó el Grammy Latino 2002 al mejor álbum folclórico llamado “Lamento negro”, donde ofreció un variado repertorio de canciones de raíz negra junto a la interpretación de poemas del Perú y Latinoamérica.
Con su potente y expresiva voz, transmitiendo calidez y emociones, Susana se ha presentado en numerosos conciertos en los teatros más importantes del mundo; ha participado en festivales y ha realizado más de ochenta giras internacionales. Ha comentado que “cantar música negra es algo mágico” y se presenta descalza en los conciertos porque “le da la sensación de volar”.
Junto a su esposo el sociólogo boliviano Ricardo Pereira ha recorrido la costa peruana buscando testimonios y documentos de los negros que llegaron como esclavos en la época colonial. Tanto los negros como los indígenas fueron pueblos discriminados, menospreciados por su color de piel y sus costumbres. Con tenacidad y constancia, tras once años de labor, Susana plasmó su experiencia: la música, la poesía, la danza y la cocina tradicional como manifestación cultural de la comunidad negra, en el libro “Del fuego y del agua” publicado en 1992. Tres años después el matrimonio fundó el Instituto Negro Continuo con el fin de preservar la música y la tradición afroperuana.
Talentosa y generosa, con pasión y vitalidad, Susana realiza también una gran Obra Social y Cultural en el Centro Cultural de Santa Bárbara, en San Luis de Cañete, al sur de Lima. Alli se enseña a los jóvenes de escasos recursos económicos artes plásticas, música, el uso de una biblioteca y se les da charlas sobre identidad cultural. También fundó en Perú, un Museo de la Memoria Afrodescendiente.
Aunque estuvo apenas 130 días en el 2011, como Ministra de Cultura, Susana logró la reglamentación de la Ley de Consulta, que otorga a los pueblos indígenas, amazónicos y afroperuanos el derecho a intervenir en las decisiones; la Ley del Artista para que tengan seguro social y asistencia médica; la Ley de Cultura para preservar los monumentos arqueológicos de la nación. Representó a Perú cuando viajó a Bahía, Brasil, en un encuentro de todos los países de América en contra de la discriminación racial.
La diva negra del Perú – como la llaman - Susana Baca es una activa luchadora y un exponente internacional por la difusión e integración de la música y la cultura negra; por su trabajo ha recibido numerosos reconocimientos. Recibió en 2009 el Doctorado Honoris Causa de la misma institución en la que se graduó. Obtuvo el segundo trofeo Grammy Latino a la Mejor Grabación del Año y Canción del Año 2011 con el tema “Latinoamericana” del dúo portorriqueño Calle 13. La Orden de las Artes y las Letras que Francia le otorgó.
Demostrando una gran capacidad como cantante, Susana lanzó su último disco “Afrodiáspora” (2012) donde interpreta distintos géneros musicales: baladas, cumbias, jazz, ritmos jarochos (de la ciudad de Veracruz, México), sonidos del nordeste del Brasil con los tambores rituales del candomblé y el soul estadounidense.
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