Agosto de 2014 Entre todos los horrores desplegados en la más reciente ofensiva israelí en Gaza, el objetivo de Tel Aviv es simple: volver, a la chita callando, a la norma. En Cisjordania, la norma es que Israel continúe su construcción ilegal de colonias e infraestructura para poder integrar a su territorio cualquier cosa que pueda ser de valor, mientras confina a los palestinos en cantones inviables y los sujeta a represión y violencia. En Gaza, la norma es una existencia miserable bajo un sitio cruel y destructivo, que Israel administra para permitir apenas la subsistencia, pero nada más. La más reciente escalada israelí fue disparada por el brutal asesinato de tres muchachos de una comunidad de colonos en Cisjordania ocupada. Un mes antes, dos chicos palestinos fueron muertos a tiros en la ciudad de Ramalá, en esa misma zona. Ese hecho despertó poca atención, lo cual es entendible, puesto que es rutina. “El desdén institucionalizado por la vida de los palestinos en